En el marco del Día Internacional de la Familia que se celebra mundialmente el 15 de mayo de cada año, los Servicios de Salud en el Estado enfatizan en la importancia de la unión y participación de las familias en el bienestar de las y los adultos mayores, por lo que es necesario recordar que la vida de la gran parte de las personas de edad avanzada se enriquece por la presencia de aquellos que comparten su día a día o la mayor parte de sus momentos con ellos.

Sin embargo, hay que aclarar que a consecuencia de diferentes roles u horarios familiares, a veces existe un hueco afectivo, ya que la familia es la fuente primaria de apoyo emocional y juega un papel fundamental, proporcionando sentimientos de arraigo, seguridad, capacidad, autoestima, confianza y apoyo social.

El “sentirse necesario” es uno de los predictores de longevidad, por lo que es importante impulsar la realización de tareas sencillas dentro de la casa que favorecen la autonomía y empoderamiento del adulto mayor, siempre y cuando no se pierda el bienestar por ello, además de que cualquier ayuda que pueda brindar al resto de la familia debe estar dentro de sus posibilidades y sin excederse.

La mayor parte de estudios realizados, indican que las personas mayores que se sienten necesitadas por los suyos suelen vivir más y con mayor calidad de vida, por ello la importancia de mantener las relaciones familiares de manera satisfactoria es un objetivo para obtener un envejecimiento activo y lleno de bienestar.

Las relaciones entre personas mayores y jóvenes contribuyen a que el envejecimiento activo sea una realidad, ya que por intergeneracionalidad entendemos los lazos y la relación de cualquier tipo entre distintas generaciones que conviven en una misma época; no se trata solamente de que estén juntas sino también de que se relacionen entre sí y compartan tiempo y conocimiento.

Estas relaciones entre generaciones se basan en saber escuchar y transmitir, en ambas direcciones. Asimismo, envejecer supone un crecimiento en cultura y en valores humanos, en sensibilidad y comprensión; estas cualidades son las que se deben transmitir a las nuevas generaciones, y a la vez, aprender de ellas todo aquello que no estuvo a nuestro alcance en épocas anteriores.

La investigación de las relaciones entre abuelos y nietos es muy extensa; muchos resultados indican que estas relaciones son recordadas como las más entrañables de la vida.

Es necesario insistir que las y los abuelos no son cuidadores, sino que juegan el papel de transmisores del saber, de experiencias familiares, de la historia, de los propios ancestros y de los valores positivos que han aprendido a lo largo de la vida. Las relaciones intergeneracionales entre abuelos y nietos pueden ser una de las fuentes de satisfacción que ayuden a las personas a envejecer mejor.

Además, es aconsejable que el adulto mayor cuente con un pequeño grupo de amistades con el que pueda intercambiar información, realizar actividades y pasar tiempo libre, ya que puede ser muy importante a la hora de combatir sentimientos de vacío por no contar con la familia cerca o en ocasiones en las que se ha perdido el contacto con ella.

Finalmente, los Servicios de Salud en el Estado piden recordar a las familias que parte de los adultos mayores necesitan el apoyo de sus parientes derivado de la necesidad de controlar una enfermedad, recibir una vacuna, un tratamiento o alguna terapia que favorezca su calidad de vida, por ello se aconseja revisar constantemente la Cartilla Nacional de Vacunación, ya que ellos deben reforzar su bienestar con algunos biológicos como el neumococo, la influenza y ahora la vacuna contra el COVID-19.

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