Una oración por Aurelio.

Termina la semana teñida de sangre por el aterrador asesinato de Aurelio Gancedo. Miércoles y jueves fueron días amargos para los priistas.

Todo comenzó la noche del martes 21 de enero. La repentina y enigmática desaparición del ex dirigente estatal del PRI, estimuló sombríos temores.

Aurelio no contestaba el teléfono y nadie sabía dar información de su paradero. Parecía que la tierra se lo hubiera tragado.

Por la tarde de aquel martes fatídico el joven político se había esfumado misteriosamente. No aparecía por ningún lado ni daba señales de vida.

Fueron momentos de angustia y temor. Largas horas de incertidumbre en las que amigos y familiares de Gancedo emprendieron una desesperada búsqueda para encontrarlo, hasta que por la tarde del miércoles se conoció la terrible noticia: al joven político de 39 años de edad lo habían levantado y asesinado con saña inaudita. Su cuerpo martirizado fue encontrado en la cajuela de su auto en dos bolsas negras de plástico.

El acontecimiento cimbró a la opinión pública. En especial a la clases política. Sus amigos y compañeros de partido no lo podían creer. Una mezcla de sentimientos encontrados hizo erupción en lo más profundo de sus almas. Desconcierto, dolor, impotencia, indignación e incredulidad se agolparon en el corazón de sus camaradas. ¿Cómo es que había ocurrido esta desgracia? ¿Por qué? ¿En qué mente criminal se había incubado esta perversidad? ¿Quién dio la orden? ¿Por qué lo quisieron silenciar? ¿Qué mensaje querían enviar los asesinos?

Preguntas sin respuesta.

La muerte de Aurelio Gancedo no solo agravia a su familia y a los priistas, golpea las certezas básicas de una sociedad que ya de por si se siente indefensa y amenazada.

El crimen no es un hecho aislado, se suma a los 916 homicidios que se cometieron en 2019 en el estado. Confirma asimismo la veracidad de los altos índices de inseguridad que se han documentado en la zona metropolitana de la capital.

La Fiscalía General del estado tiene ahora una papa caliente en sus manos. Los priistas en voz de su dirigente interino Edmundo Torres Cano han pedido un rápido esclarecimiento del homicidio.

Hay mucha indignación por este artero crimen y por la forma en que fue sacrificado el líder priista. Gancedo era muy querido en las filas de su partido y mucho más apreciado entre los jóvenes que se formaron en el Instituto Jesús Reyes Heroles, escuela de formación política de la que era director el fallecido dirigente.

Al Revolucionario Institucional le han asesinado a uno de sus dirigentes más jóvenes y destacados. Por ello los priistas esperan que en los próximos días la Fiscalía General del estado cuente con líneas de investigación sólidas que permitan conocer la verdad y dar con los responsables de este tenebroso asunto.

Pero mientras esto sucede debe reconocerse que los priistas dieron una muestra de solidaridad y unidad interna cuando el pasado jueves rindieron homenaje de cuerpo presente al martirizado Aurelio Gancedo en el edificio que ocupa el Comité Directivo Estatal del PRI. Ahí y ante un auditorio lleno de militantes, amigos y familiares y contando con la presencia del gobernador del estado, Juan Manuel Carreras, la ex senadora Yolanda Eugenia González, profundamente afectada por la muerte de quien fuera uno de sus mejores alumnos pronunció un discurso en el que exaltó las virtudes de Aurelio como militante, buen hijo y compañero de partido. Con palabras impregnadas de dolor y verdad nos hizo recordar los momentos estelares que Aurelio vivió en el PRI desde que era un niño. Como cuando en 1992 por encargo del entonces gobernador interino Gonzalo Martínez Corbalá, el entonces infante Aurelio Gancedo mantenía informado al mandatario estatal de los debates, conflictos, avances y retrocesos que se daban en el Congreso del estado.

Hoy Aurelio ya ha pasado a mejor vida, pero los que lo apreciamos no vamos a olvidar lo que le paso y esperamos que haya justicia para él.

Lo vamos a extrañar.

Nuestro reconocimiento y una oración por el eterno descanso de su alma.

¡Hasta siempre compañero!