Eso fue lo que le ocurrió al gobierno británico cuando decidió contratar "bichos raros e inadaptados con destrezas extrañas" para llenar cargos claves de su equipo y terminó con su primer escándalo.

El responsable de la mueca fue Dominic Cummings, asesor jefe del primer ministro británico Boris Johnson, quien decidió romper con las políticas de contratación de personal de Whitehall al invitar a personajes inusitados a aplicar por un trabajo en la administración pública en una publicación de su blog personal.

Cummings admitió que no sabía exactamente lo que buscaba pero señaló que deseaba atraer personajes atípicos con una "verdadera diversidad cognitiva", muy distintos a los graduados en lengua inglesa de universidades prestigiosas como Oxford y Cambridge. Esa diversidad anhelada por Cummings no tenía nada que ver con la pluralidad étnica o la apertura a distintos estatus sociales sino con distintos tipos de inteligencia.

En esa camada de talentosos individuos entró el asesor Andrew Sabisky, quien se vio obligado a renunciar a tan codiciado empleo luego de que salieron a la luz sus convicciones sobre la superioridad de la raza blanca y la eugenesia.

La supuesta habilidad especial de Sabisky para entrar en Nº 10 Downing Street era la de ser un "super pronosticador", es decir, una persona que tiende a acertar pronósticos sobre cualquier materia, desde las complicadas variables monetarias hasta si un país entrará o no en una guerra civil.

Y no cabe duda que esa capacidad de mirar el futuro puede ser extremadamente útil para los que tienen posiciones de poder.

Por eso resulta extraño que un superdotado como Sabisky no pudo prever que su creencia de que los negros tienen una inteligencia promedio inferior a la de los blancos iba a ser la guillotina de esta primera etapa de su carrera política.

Otra creencia perturbadora del asesor del primer ministro se refería a la eugenesia, la polémica idea que las poblaciones humanas pueden ser mejoradas a través de la apareamiento selectivo.

En una entrevista en 2016, Sabisky dijo que "la eugenesia se trata de seleccionar para obtener cosas buenas. La inteligencia es principalmente heredada y se relaciona con mejores resultados: salud física, ingreso, menos enfermedad mental".

Otra noción preocupante expresada por Sabisky fue su aprobación al uso extensivo del modafinilo en grandes sectores de la población para aumentar funciones cerebrales como la concentración y la vigilia. El medicamento fue desarrollado originalmente para mantener alertas a los pilotos de guerra durante largas misiones secretas y luego su uso ha sido aprobado por las autoridades sanitarias de muchos países para tratar algunos trastornos del sueño como la narcolepsia.

"Desde una perspectiva social, los beneficios de darle a todo el mundo ‘modafinilo’ una vez por semana probablemente merecen el riesgo de un niño muerto una vez al año", dijo el joven asesor que ahora tiene 27 años.

La ola de rechazo no se hizo esperar y las presiones de la opinión pública británica por lo que consideran una postura moral y científicamente erróneas lo obligaron a renunciar.

Al anunciar su dimisión el lunes pasado en sus redes sociales, Sabisky dijo: Me apunté para hacer un trabajo de verdad, no para ser el centro de una gigantesca difamación. Poco después borró todos sus mensajes de la cuenta de Twitter.

El resurgimiento del racismo disfrazado

El escándalo de Sabisky sacó a relucir cómo aún existe una triste tradición científica racista que muchos creían superada, dijo el diario the Guardian.

La eugenesia fue un término formulado en Gran Bretaña en 1883 por el científico Francis Galton, quien propagó ideas racistas como la inferioridad de los negros e hindúes y dijo que "el árabe era apenas alguien que se comía lo que otros hombres producían".

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