El olfato de los perros es uno más de sus superpoderes: mientras que los humanos poseemos aproximadamente 6 millones de receptores olfativos, la mayoría de especies caninas cuentan con unos 300 millones de receptores que les permiten conocer el mundo de forma más precisa a través de su nariz.

Desde hace decenas de miles de años, la fructífera relación entre humanos y perros a partir de su domesticación sirve en un sinfín de campos para nuestra especie y el próximo capítulo humano-perro podría ser decisivo para ayudar a frenar la pandemia de COVID-19: Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Medicina Veterinaria de Hannover en Alemania, demostró que los perros amaestrados son capaces de diferenciar entre los fluidos de una persona sana y otra con presencia de COVID-19 en su organismo.

El experimento consistió en tomar mil muestras de mucosa y saliva tanto de personas enfermas de coronavirus, como de individuos sanos.

Los perros rastreadores del ejército alemán, que comúnmente se encargan de olfatear explosivos o sustancias ilegales, fueron instruidos durante una semana con el objetivo de que reconocieran las muestras positivas a través del olfato, mientras una máquina pasaba frente a ellos con muestras aleatorias.

Después de las distintas pruebas, los resultados arrojaron que los perros fueron capaces de detectar los fluidos con COVID-19 con un 94 % de efectividad global.

Aunque distintas evidencias en solitario habían sugerido la capacidad de los perros para rastrear el coronavirus con un alto grado de fiabilidad, este estudio publicado en el BMC Infectious Diseases está el primero que corrobora tanto su habilidad, como el ágil proceso de instrucción que requieren.

«Creemos que funciona porque los procesos metabólicos en el cuerpo de un paciente enfermo cambian por completo y es probable que el perro pueda detectar un olor específico derivado de los cambios que ocurren en esos pacientes», explicó la profesora Maren von Köckritz-Blickwede, especialista en bioquímica de infecciones para Deutsche Welle.

Aunque los autores del estudio detallaron que por ahora se trata únicamente de una prueba piloto que requiere de mayor investigación, los resultados positivos muestran potencial para que en un futuro próximo, los perros rastreadores puedan contribuir a la detección de COVID-19 en los países con menor acceso y capacidad para hacer pruebas.

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