Hasta 2016, Katherine Johnson era una de esas heroínas invisibles de la historia.

Gracias a los cálculos de esta matemática, un estadounidense pudo darle por primera vez la vuelta a la Tierra desde el espacio y el hombre pudo llegar a la Luna.

Pero sobre todo, ella fue una de las primeras mujeres afroestadounidenses en trabajar como ingeniera en la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, fue recién en 2016, cuando se estrenó la película "Hidden Figures" (Talentos ocultos, en español), que se conoció la verdadera dimensión del aporte de Johnson a la gesta espacial estadounidense.

Por eso su muerte, ocurrida este lunes a los 101 años, no ha pasado desapercibida.

Fue la NASA misma la que anunció su fallecimiento.

"La familia de NASA lamenta informar que Katherine Johnson murió esta mañana, a los 101 años de edad", se pudo leer en la cuenta de la agencia en Twitter.

"Ella fue una heroína estadounidense y su legado pionero nunca será olvidado", añadió la NASA.

Johnson fue condecorada por el presidente de EE.UU. Barack Obama con la medalla presidencial de la libertad, la máxima condecoración civil de ese país.

También recibió una conmovedora ovación a sus 98 años cuando salió al escenario de los premios Oscar de 2017, el año en que "Hidden Figures" fue nominada a mejor película.

Su legado

Su aporte a la NASA, junto al de otras mujeres afroestadounidenses como Dorothy Vaughan y Mary Jackson, fue vital en el rol de "calculadoras" humanas, que se encargaban de llevar a cabo las operaciones matemáticas necesarias para que el hombre pudiera incursionar en el espacio.

Estas calculadoras humanas se encargaban de las ecuaciones y describían cada una de las funciones de las aeronaves, pero no estaban involucradas en la totalidad del proyecto.

Sin embargo, durante años su contribución fue ignorada.

Hasta que Margot Lee Shetterly, escritora e hija de un investigador afroestadounidense del Centro de Investigación Langley de la NASA (LaRC) en Virginia, publicó un libro titulado "Hidden Figures" (traducido al español como "Talentos ocultos"), que detalla el trabajo de estas mujeres cuyos nombres no habían aparecido hasta entonces en las revistas académicas ni en los registros históricos.

Johnson fue pionera en su campo, después de trabajar durante más de 33 años y destacarse por su trabajo en las misiones Mercurio y Apolo, incluida la que concluyó con la llegada del hombre a la Luna en 1969.

Su labor fue la de calcular los trayectos de las naves, una labor que era realizada exclusivamente por blancos.

Ella fue una de las primeras mujeres negras en ser parte de ese grupo de trabajo.

Una de las historias más destacadas sobre Johnson ocurrió en 1962, cuando el astronauta John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra, insistió en que Johnson revisara los cálculos de su viaje alrededor del planeta.

"Él sabía que yo antes había hecho los cálculos de sus viajes y confiaba en mi trabajo", le dijo Johnson a diario The Washington Post en una entrevista en 2017.

Aunque ella siempre señalaba que "estaba demasiado concentrada en su trabajo para preocuparse por el racismo de la época", su trabajo fue fundamental para abrir las puertas a otras mujeres y a los afroestadounidenses dentro de la NASA.

"Ella sabía el peso que tenía sobre sus hombros por el solo hecho de ser negra. Pero no se sintió así. Ella se quitó ese peso y se dedicó a trabajar", explicó Margot Lee Shetterly, la escritora del libro en el que se basó la película que hizo famosa a Johnson más allá de los pasillos de la agencia espacial.

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