Cuando la tarde del pasado domingo los potosinos disfrutábamos de las últimas horas de descanso del fin de semana, una terrible noticia empezó a correr como reguero de pólvora en las redes sociales: El presidente Andrés Manuel López Obrador había caído en las garras del coronavirus, estaba infectado. De poco le había servido traer en su cartera como escudo protector la estampita milagrosa del “Detente”, del Sagrado Corazón de Jesús, que durante meses le había protegido contra el terrible mal.
Fue el mismo primer mandatario quien a través de un mensaje en twitter dio a conocer la tremenda noticia. La preocupación aumentó debido a que AMLO había estado de gira de trabajo en San Luis Potosí el sábado y domingo, lapso en el cual tuvo contacto directo y sin cubrebocas con el gobernador del estado Juan Manuel Carreras, diversos funcionarios, autoridades municipales y público en general. Lo primero que se vino a la mente de muchos fue que el presidente le había pegado la roña a todos los que le saludaron o estuvieron cerca de él.
Y como a los potosinos casi no nos gusta el chisme de inmediato nos sumamos al torrente de reacciones a favor y en contra que produjo la noticia. Sentimientos encontrados brotaron de inmediato. De preocupación y solidaridad en el corazón de los partidarios del presidente y en el otro extremo expresiones de condena y burla de parte de miles de adversarios que no desaprovecharon la ocasión para lanzarle ataques. Ingeniosos e hirientes “memes” empezaron a circular masivamente en el ciberespacio burlándose del tabasqueño recordándole su indolencia y desdén por haberse negado durante meses a adoptar las medidas preventivas que las autoridades sanitarias siempre recomendaron a los mexicanos.
Ya el lunes por la mañana sin el dramatismo y morbo de las primeras horas cuando se supo de la desgracia nos fuimos enterando que López Obrador estaba estable y trabajando como es su costumbre, hora desde la comodidad de su hogar. Al parecer su situación no es tan grave y que bueno que así sea, porque independientemente de filias y fobias, López Obrador es el presidente de todos los mexicanos y no es correcto desearle ningún mal sólo por mezquindad.
Lo que le ha ocurrido al presidente es una buena oportunidad para que millones de sus seguidores entiendan que el virus existe y es letal. No es un mito. Así que lo menos que ahora esperaríamos es que el presidente emprenda una cruzada educativa nacional para que la población asuma la imperiosa necesidad de usar el cubrebocas, el gel antibacterial y quedarse en casa si no se tiene necesidad de salir. Y no habrá didáctica más poderosa que López Obrador, ya recuperado, ponga el ejemplo apareciendo en actos públicos usando el cubrebocas y evitando saludar de abrazo o con mano franca. Sigue siendo cierta la sentencia que asegura que “Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”.
CARAS Y CARETAS.
En el PAN horas y días definitivos.
Xavier Nava y Sonia Mendoza están a unos días de tomar una decisión trascendente que impactará el futuro inmediato de la coalición “Sí por San Luis”. Han estirado hasta el límite la liga luego de que en la contienda interna del PAN Octavio Pedroza resultara el ganador.
Los caminos se les cierran a ambos. Sólo tienen dos alternativas: negociar o romper con la coalición. Si deciden sumarse a la candidatura de Octavio fortalecerán las posibilidades éxito de ésta alianza y podrán derrotar a los competidores más fuertes (Morena y el Partido Verde). Por el contrario si su decisión es la ruptura y la consecuente migración a otros proyectos políticos le harán daño a la alianza que por otro lado ha decidido mantenerse unida, firme y reconociendo a Octavio Pedroza como el ganador en el PAN, aspirante que muy probablemente se convertirá, a más tardar en un mes, en el candidato de la coalición “Sí, por San Luis”.
El líder nacional del PAN, Marko Cortés, ha hecho hasta lo imposible para que Xavier Nava y Sonia Mendoza no abandonen el proyecto de la coalición. El mismo Octavio Pedroza ha tendido puentes de entendimiento para llegar a un acuerdo con Xavier y Sonia.
Pero con todo y esto la moneda está en el aire. Si Nava y Mendoza finalmente deciden romper, la alianza interpartidista “Sí, por San Luis” tendrá que replantear su estrategia, cerrar filas y seguir caminando sin ellos. Si ese fuera el escenario final Sonia y Xavier quedarán como los grandes villanos de esta historia. Y lo que sigue es fácil de vaticinar.
Hay partidos “ambulancia”, como Movimiento Ciudadano y Redes Sociales Progresistas que andan ansiosos de levantar heridos, es decir, políticos despechados de otros partidos para que les engorden el caldo aceptando la candidatura a la gubernatura, ya que ellos por su situación tan precaria no cuentan con figuras competitivas. La hora de las decisiones definitivas se acerca.
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