Este miércoles 19 de agosto será un día importante para el futuro de la República. El presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores del país se reunirán en San Luis Potosí en el marco de una reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO).
El primer mandatario no ha podido dialogar ni acordar con los gobernadores desde febrero de este año cuando en Baja California se llevó a cabo la última reunión de la CONAGO. Ello a pesar de que la crisis sanitaria y económica demanda que los estados y la federación actúen de manera coordinada para enfrentar el infortunio que nos está consumiendo.
En estos siete meses de alejamiento ha habido desencuentros, confrontaciones y falta de voluntad para privilegiar el diálogo y los acuerdos.
Pero hoy todo indica que AMLO y los gobernadores están dispuestos a darse una oportunidad para superar las diferencias naturales que en una democracia se presentan como resultado de la compleja pluralidad que nos caracteriza.
Los acuerdos a los que se llegue en este conclave deberán privilegiar las competencias de cada nivel de gobierno para encontrar soluciones que beneficien a la sociedad más allá de posiciones ideológicas y partidistas.
El presidente López Obrador viene a San Luis Potosí asumiendo su rol de estadista y haciendo a un lado afanes guerreros. Al respecto ha dicho: “No me voy a pelear con la CONAGO, ¿si no a que voy?”. Así que de parte del inquilino de Palacio Nacional hay toda la disposición de escuchar las demandas y dolencias de los gobernadores, sobre todo de los de oposición que han formado la llamada Alianza Federalista. Estos mandatarios han estado actuando como un grupo de presión contra el presidente y algunos de sus Secretarios de Estado buscando legitimarse como un contrapeso y una “auténtica oposición”. Han exigido de manera poco amable un nuevo Pacto Fiscal y la renuncia del subsecretario Hugo López Gatell; asimismo en distintos momentos han entrado en rebeldía con la decisión de la Secretaría de Salud de utilizar un Semáforo de Riesgo Epidémico para combatir la propagación del coronavirus y con la Secretaria de Educación por las decisiones asociadas con el regreso a clases.
Este bloque de gobernadores formado por Martín Orozco, Aguascalientes (PAN), Miguel Ángel Riquelme, Coahuila (PRI), José Ignacio Peralta, Colima (PRI), José Rosas Aispuro, Durango (PAN), Diego Sinhué Rodríguez, Guanajuato (PAN), Enrique Alfaro Ramírez, Jalisco (Movimiento Ciudadano), Silvano Aureoles, Michoacán (PRD), Jaime Heliodoro Rodríguez, Nuevo León (Independiente) y Francisco Javier García, de Tamaulipas (PAN) han dicho que no acudirían a San Luis Potosí a la Plenaria de la CONAGO si el presidente López Obrador no incluye en la agenda de trabajo sus peticiones, que en realidad son las de todos los gobernadores y a las que el presidente ya ha dicho que tiene disposición de atender.
Ante esta actitud Juan Manuel Carreras, actual presidente de la CONAGO, se ha visto obligado a utilizar todas sus capacidades políticas para lograr que los mandatarios rebeldes no saboteen la reunión con el presidente chantajeando o introduciendo un sesgo político-partidista en el contenido de la reunión. La emergencia por la que atraviesa el país requiere que todas las autoridades jalen hacia el mismo lado. Que no se utilice la reunión de la CONAGO con fines propagandísticos o político-electorales. Que se asuma que la política democrática requiere diálogo y construcción de consensos. Ya habrá tiempo de confrontarse y contrastar proyectos cuando vengan los tiempos de campañas políticas. Pero por lo pronto hay necesidad de acordar una agenda para que los estados de la república cuenten con más recursos económicos para atender las consecuencias que está dejando la pandemia; echar a andar estrategias para frenar los estragos y el avance del coronavirus; acordar acciones diferenciadas para cada estado porque muchas de las soluciones solo podrán ser locales y no impuestas desde la Federación. Esto vale tanto para el manejo de la crisis sanitaria como para la reactivación de la economía y para el ya próximo regreso a clases.
Hay que reconocer que el gobernador Juan Manuel Carreras ha hecho su mejor esfuerzo para que la reunión de la CONAGO sea incluyente y propositiva. Si lo logra habrá demostrado su oficio político; pero además le hará un buen servicio a la república y fortalecerá aún más su buena relación y alianza de trabajo con el presidente de la república. Si de este encuentro nacen acuerdos que acaben beneficiando a la sociedad, el Presidente y los gobernadores habrán actuado como hombres de Estado y estarán honrado la buena política al comportarse con una ética de la responsabilidad y de la cooperación; habrán optado por una praxis política que utiliza el diálogo y respeta la diversidad, esa que encuentra soluciones para los problemas concretos que azotan a la sociedad, que privilegia la civilidad sobre la confrontación, es decir, la que sirve al bien común o si se prefiere, al interés público. Si no lo hacen lo único que van a conseguir es desprestigiar su liderazgo como gobernantes y a debilitar la función del Estado como proveedor del bienestar a los ciudadanos.
Deseamos por todo ello que haya un final feliz en este importante encuentro de altos mandatarios.
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