Ángel Castillo Torres.
Robo, huyó y lo agarraron. Andaba de incógnito en las paradisiacas playas de Miami, Florida, en los Estados Unidos. Pesaban sobre él 11 órdenes de aprensión. Era buscado por la INTERPOL en 190 países. Desde marzo de 2017 andaba a salto de mata, temeroso de que le echaran el guante. Pero finalmente el día de ayer (8 de julio) el largo brazo de la justicia lo agarró. Ahora tendrá que responder por los actos de corrupción que se le atribuyen, un desfalco al erario público por mil 230 millones de pesos.
En los próximos meses, César Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua, deberá pagar por los pecados que cometió a su paso por la administración pública. Inmediatamente después de que el proceso de extradición de Estados Unidos a México se consiga, será encerrado en una fría y sórdida mazmorra donde tendrá el tiempo suficiente para arrepentirse y, quizás, hasta delate a sus cómplices.
No es casualidad que el arresto de Duarte Jáquez haya ocurrido precisamente el día en que el presidente López Obrador se encontraba en Washington en un encuentro con el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump celebrando la entrada en vigor del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. En política no hay casualidades. Trump le hizo un precioso regalo al presidente mexicano, le entregó la cabeza del exgobernador de Chihuahua. Con ese valioso trofeo en las manos el gobierno de la 4T podrá presumir que está combatiendo a fondo el fenómeno de la corrupción.
Hay que reconocer que fue un golpe magistral. El tiempo, modo y circunstancia en que se dio el arresto de César Duarte habla de una mente estratégica que supo calcular perfectamente los estragos que este acontecimiento ocasionará a la imagen del PRI. No hay que olvidar que el inicio del proceso electoral 2020-2021 está a la vuelta de la esquina (septiembre de este año) y un escándalo como este puede ser letal para un partido que está intentando redimirse y recobrar la confianza de los electores. La espectacular jugada realizada por el gobierno mexicano a través del canciller Marcelo Ebrard deja ver que se buscaba conseguir dos objetivos, uno político y otro propagandístico, ya que el arresto de Duarte es un poderoso mensaje que fortalece en la opinión pública la percepción de que AMLO es un auténtico matador de dragones.
Consciente del daño que este asunto puede ocasionarle al PRI, su dirigente nacional, Alejandro Moreno reaccionó de inmediato con buenos reflejos deslindando a su partido de este impresentable sujeto. En un mensaje de Twitter hizo pública su postura: “Siempre lo he dicho, el PRI estará del lado de la ley, y en contra de la corrupción, tope hasta donde tope. Si algún priista cayó en actos de corrupción habrá traicionado al gobierno, a las instituciones y al partido”.
El mensaje es claro y contundente y tiene como destinatarios no sólo a Duarte Jáquez sino también a otros priistas que han cometido o están pensando cometer actos de corrupción.
Hace bien el líder del PRI en deslindarse. Muchos priistas que han tenido oportunidad de ocupar un cargo en el gobierno han cometido actos de corrupción que han dañado profundamente a este partido. Han abusado y sacado provecho personal al traicionar la confianza que se les dio. Al inclinarse por el robo del dinero público han traicionado a su partido y no es justo que los militantes pague por sus latrocinios.
Si el PRI quiere recuperar la confianza de los electores tiene que sumarse al combate a la corrupción.
CARAS Y CARETAS.
I.- Cesar Duarte Jáquez fue expulsado del PRI en enero de 2016 cuando se dieron a conocer sus fechorías. El exgobernador impugno esta decisión ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que dejó sin efecto la sanción debido a que no fue notificado personalmente. Luego de este tropiezo, la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI volvió a revisar el caso, citó a Duarte Jáquez para darle una oportunidad de defensa, pero al no presentarse determinó proceder a su expulsión. Ésta quedo firme el 30 de mayo de 2019.
II. En octubre de 2016 la Fiscalía de Justicia del estado de Chihuahua emitió la primera orden de aprensión en su contra por los delitos de peculado agravado y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Cuando el mundo se le cayó encima Cesar Duarte decidió huir del país.
III.- Al término de su mandato Duarte Jáquez dejó una obscena deuda pública por 48 mil millones de pesos en detrimento de las arcas del gobierno de Chihuahua.
V.- En voz de Alejandro Moreno Cárdenas: “el PRI no será tapadera de nadie. El priismo siempre estará del lado de la ley y en contra la corrupción”.
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