En los primeros días de diciembre de 2020 el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, empezó a urdir una gran estafa contra los líderes y militantes de su partido en San Luis Potosí. Les hizo creer que la selección del candidato o candidata a la gubernatura sería un proceso limpio, transparente y democrático. Pero en secreto sus planes eran otros. Su prioridad no era ganar la gubernatura potosina sino conquistar el mayor número de diputaciones federales en las elecciones del 6 de junio. Sólo así el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) lograría una gobernabilidad tersa y podría seguir manejando el presupuesto federal que por facultad exclusiva fija la cámara de diputados. Si para conseguir este anhelo había que vender el alma al diablo, ¡pues que así fuera!
Fue así que la política de alianzas adquirió una importancia vital. La complicidad con el partido verde y los emergentes partidos satélites que hoy orbitan alrededor de Morena se tornaba obligatoria.
Convencido de ello Mario Delgado empezó a mover sus fichas. Y sabedor del talante mercenario de los dueños del partido verde les hizo una oferta que no podían rechazar: quedarse con la candidatura al gobierno del estado de San Luis Potosí a cambio de seguir siendo aliados. En las negociaciones se acordó que el candidato que postulara el partido verde sería acogido por Morena utilizando la figura de una coalición entre partidos a la que se sumaría en el momento oportuno el PT y Nueva Alianza. Dirigentes y militantes potosinos de Morena fueron convertidos de esta forma en moneda de cambio.
Acto seguido se dio el primer paso para perfeccionar esta infamia. El diputado federal Ricardo Gallardo Cardona se registró en los primeros días de noviembre de 2020 como candidato único a la gubernatura por el partido Verde Ecologista y a partir de ahí la suerte de los morenistas estaba echada.
Sólo que Mario Delgado y sus secuaces del Partido Verde no contaban con que su abusiva decisión desataría una rebelión en las filas morenistas en todo el territorio potosino. Un impetuoso torbellino de indignación adquirió la forma de una masa crítica que logró provocar el aborto de este tenebroso plan. Morena y su infame dirigente nacional se vieron obligados a dar marcha atrás en la alianza formal que ya habían pactado en los sótanos de la política.
Sin embargo esta victoria ética del morenismo potosino solo duraría unos días ya que la soberbia de Mario Delgado no pudo asimilar la humillación sufrida.
Cuentan las malas lenguas que ante las presiones y chantajes de los caudillos nacionales del partido Verde, Mario Delgado les ofreció la perlas de la virgen para que no se echaran en brazos de otro amante. A espaldas de los militantes de Morena en San Luis Potosí y como un regalo de Navidad, el dirigente nacional le entregó 6 de las 7 candidaturas a diputaciones federales al partido Verde, al tiempo que les juró y perjuró que les pavimentaría el camino a la gubernatura reventando el proceso interno de elección de candidato en Morena. El ácido para disolver a los candidatos más competitivos sería postular a una aspirante mujer que no tendría la menor posibilidad de salir triunfante. De esta forma y usando un camino alterno Mario Delgado Carrillo honraría su compromiso de hacer candidato al diputado Ricardo Gallardo Cardona.
Ante esta afrenta y luego de anunciar el pasado 30 de diciembre que en San Luis Potosí Morena postularía a una mujer como candidata a la gubernatura explotó una justa indignación de 6 de los 10 precandidatos varones que de buena fe creyeron que no habría trampas para elegir al más competitivo.
Los 6 ofendidos se han agrupado para revertir la arbitraria decisión de su dirigente nacional. Están pidiendo que se dé a conocer el resultado de la supuesta encuesta que ya se aplicó para escoger al más fuerte y que se hagan públicas las verdaderas razones por las que se ha decidido dejarlos fuera de la competencia interna y postular a una mujer que ya ha sido, desde ahora, condenada a morir en la piedra de los sacrificios.
Ante esta petición Mario Delgado se ha montado en su macho. Ayer respondió a los insurrectos en declaraciones hechas a la prensa nacional que no hay vuelta atrás, que en San Luis Potosí será una mujer la candidata, ¡y háganle como quieran!
Así han empezado a escribirse los primeros capítulos de una crónica que da cuenta de una segura derrota de Morena el próximo 6 de junio.
Para los ciudadanos y ciudadanas potosinas lo que está ocurriendo al interior de Morena es un retrato diáfano de lo que es la verdadera naturaleza de este partido. No practican la democracia en su interior, las decisiones cupulares son el distintivo dominante, no hay transparencia en la toma de decisiones, Morena está dirigida por una nueva generación de dinosaurios y queda claro que la presunta superioridad ética que dicen encarnar (”No somos lo mismo”) tiene la misma consistencia de un bolillo remojado.
La ingrata decisión de Mario Delgado ha llenado de ponzoña las entrañas de Morena. La imposición que ha anunciado equivale a un suicidio, golpea arteramente el maltrecho corazón del partido del presidente de la república en San Luis Potosí.
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