Morena está a unos días de decidir quiénes serán las cuatro finalistas que tendrán derecho a entrar en la última etapa en la que se elegirá a su candidata a la gubernatura. Escogerán a las más conocidas y competitivas de una lista de 18 aspirantes. Las afortunadas han de distinguirse por su honradez, estar libres de cualquier sospecha de haber cometido actos de corrupción en el pasado. Deberán tener un limpio historial de integridad; nunca haber mentido, robado o engañado al Pueblo.
Algunos fundamentalistas de Morena están proponiendo que a las competidoras se les aplique la prueba del polígrafo para tener garantías de que no les van a dar gato por liebre. No quieren una candidata que se convierta en un Caballo de Troya al servicio de intereses ajenos a su partido. Para seleccionar a las finalistas desde hace días se han estado aplicando encuestas y los resultados se darán a conocer a más tardar en tres días.
Esto ha provocado que se vivan horas de incertidumbre. Sobre todo por la presunta existencia de una conspiración fraguada en la mente de un malvado grupo que comanda Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, que por sus pistolas quiere imponer su criterio ignorando los deseos más profundos y nobles de los militantes potosinos.
Ante las sospechas de que hay gato encerrado las inconformidades fermentan. Hay un ambiente tóxico y de potencial rebeldía por la fundada sospecha de que una truculenta maniobra se abre paso entre las sombras. Desde que comenzó el proceso para elegir a la abanderada de Morena lo dominante han sido las contradicciones y salidas en falso. Estas pifias dejan la impresión de que se quiere sembrar el caos para dañar el prestigio de Morena.
El atraso en la selección de su candidata ha impedido que los dirigentes estatales se consagren a organizar las estructuras electorales que son el cimiento sobre el que se levanta cualquier triunfo en las urnas. Los directivos estatales han tenido que dedicarse a administrar el conflicto para evitar que el partido se fracture. Es en esta coyuntura que se hace evidente que Morena no ha logrado consolidarse institucionalmente. Carece de disciplina. No hay liderazgo. No hay quien ponga orden. Hay demasiadas facciones que están intentando convertirse en grupo dominante.
Lo anterior ha propiciado que la coalición “Sí por San Luis” y el Partido Verde se fortalezcan. Para Morena la próxima competencia por la gubernatura no será un día de campo. En estos momentos hay un empate técnico. Cualquiera puede ganar.
CARAS Y CARETAS.
Ley Mordaza, ¿No que “prohibido, prohibir”?.- El sábado 30 de enero fue publicada la Convocatoria que regirá la selección de candidatos (a) a diputados y alcaldes en Morena. Los abanderados serán electos a través de encuestas y sorteos (“En verdad la vida es una tómbola y buena parte de ella depende de la suerte”). Así que los que resulten ganadores del “Premio Mayor” sólo tendrán que encomendarse a su Santo predilecto para que les haga el milagro.
Pero hay otras perlas en el contenido de la Convocatoria. Debido a que en todo el país los procesos de selección de candidatos se han convertido en un martirio para los dirigentes nacionales de Morena, en la Convocatoria publicada el pasado fin de semana se puede observar en la base 2, en su último párrafo la siguiente ordenanza: “Queda estrictamente prohibido que los/as aspirantes realicen acusaciones públicas contra el partido, sus órganos de Dirección u otros aspirantes”. Se mutila así el derecho de libre expresión y el derecho a la indignación ante cualquier atropello que cometan los dirigentes. Esta Ley Mordaza no honra para nada los ideales de la democracia.
Castigo ejemplar a quienes cometan violencia política por razones de género.
“UNA CANDIDATA DE MORENA CONFUNDE EL CARISMA CON LA PUTERÍA”.- Las autoridades electorales y jurisdiccionales tienen una valiosa oportunidad de mandar un contundente mensaje en el sentido de que en el actual proceso electoral no se permitirá el uso de la violencia política por razones de género.
Ello a propósito del arrebato de misoginia cometido por el militantes morenista Joaquín Muñoz Mendoza. Su desplante contra la precandidata Paloma Aguilar debe ser castigado. Hay que tomar en cuenta que la mitad de las candidatas en el actual proceso electoral serán mujeres. Por tanto, siempre habrá la posibilidad de que algún militante, directivo o incluso un ciudadano, sucumba a la tentación de cometer violencia política contra alguna de las competidoras a las diversas alcaldías o diputaciones. Hay que vacunar desde ahora el proceso electoral para que ningún militante de la cultura patriarcal se le ocurra agredir a una mujer competidora.
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