Sectarismo, adicción al conflicto, escasa disciplina partidista y una institucionalidad que no acaba de consolidarse, son rasgos que distinguen al partido Movimiento de Regeneración Nacional.

En los escasos seis años que tiene de existencia, MORENA se ha mostrado reiteradamente como una organización política que recicla las características de la izquierda soviética de tiempos de Joseph Stalin: Autoritarismo, centralismo, intransigencia de sus élites, poca tolerancia a la disidencia interna, frecuentes confrontaciones entre clanes, escaso respeto por la legalidad y una idolatría ciega hacia su máximo líder, AMLO (Culto a la personalidad).

Estas características presentes en el ADN morenista se han fortalecido ahora que su Consejo Nacional aprobó el pasado 12 de julio la convocatoria que regulará la renovación de sus estructuras directivas.

Como antecedente es oportuno señalar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ordenó a Morena proceder de inmediato a realizar el cambio de dirigentes. Desde 2018 este partido no ha renovado sus liderazgos, lo cual es ilegítimo. Cuando Andrés Manuel López Obrador dejó vacante el cargo de presidente nacional para competir por tercera ocasión por la presidencia de la república, la Secretaria General, Yeidckol Polenvsky, se quedó con el control y tramposamente estuvo posponiendo el relevo.

El decreto del TEPJF determinó que se utilizara el método de “encuestas abiertas” a militantes y simpatizantes ya que el padrón de MORENA - que es cercano a 3 millones- adolece de graves inconsistencias y su utilización pondría en duda la legitimidad del proceso. La elección de nuevos dirigentes deberá concluir a más tardar el 31 de agosto, justo antes de que inicie el proceso federal electoral ordinario 2020-2021.

Inconformidades y antidemocracia.

El inicio del proceso de renovación de dirigentes ha desatado una nueva crisis al interior de Morena. Hay una feroz lucha entre tribus morenistas que aspiran a quedarse con el control del partido. Algunas de estas camarillas piensan que controlando el partido podrán imponer el próximo año a los candidatos de su preferencia.

Motivados por esta ilusión uno de los grupos en pugna (el de Bertha Luján) ya logró trampear el proceso de elección manipulando los acuerdos del Consejo Nacional. En esa instancia se aprobó ignorar la sentencia del TEPJF que había ordenado utilizar el método de encuestas abiertas. Esto equivale a un desacato al Tribunal Electoral. En su lugar, durante el mes de julio se llevarán a cabo Asambleas Distritales y posteriormente Consejos Estatales en los que se elegirá a los que tendrán derecho a participar en el Congreso Nacional. Este Tercer Congreso Nacional Ordinario se celebrará los días 22, 23 y 29 de agosto en la Ciudad de México. En ese lapso de tiempo se aplicarán “encuestas cerradas” sólo a los delegados efectivos de todo el país y de ellas surgirán los nombres de los nuevos dirigentes nacionales.

Para tener un mayor control de la elección el grupo de Bertha Luján, que tienen aquí en San Luis Potosí a Gabino Morales Mendoza como cómplice, maniobró en el Consejo Nacional para que la Comisión de Encuestas, responsable de aplicarlas, quedara en manos de tres de sus incondicionales, Ivonne Cisneros, Pedro Miguel y Rogelio Valdespino.

El Covid-19 puede dinamitar el proceso.

Pero este proceso puede irse al caño del drenaje si llegará a presentarse un rebrote de la pandemia ocasionada por el virus SARS-Cov-2.

Resulta que la Secretaría de Salud ha dado su visto bueno para que se lleve a cabo el ejercicio de elección de dirigentes siempre y cuando el semáforo epidemiológico se encuentre en amarillo o verde, eventualidad que parece esfumarse ya que en los últimos días se ha recrudecido la pandemia en todo el país y ya se anunció que 18 estados de la república regresan a semáforo rojo. Hay que recordar que en esta emergencia sanitaria no deben celebrarse reuniones públicas de más de 10 a 50 personas. En el caso que nos ocupa están programadas en todo el país cientos de Asambleas Distritales que rebasarían este número.

De no haber proceso electivo se quedarán en su cargo los actuales dirigentes. Aunque con MORENA, lo más seguro es que quien sabe.

CARAS Y CARETAS.

I.-A falta de un padrón confiable aprobado por el Tribunal Electoral el presidente López Obrador ha sugerido que se elija a los nuevos dirigentes con encuestas abiertas a militantes y simpatizantes.

II. Quienes queden al frente de Morena luego de la elección nacional – si es que se realiza- tendrán el reto de enfrentar las elecciones intermedias de 2021 y las federales del 2024 donde se cambiará al presidente de la república.

III.- Los aspirantes que han alzado la mano para competir son: El legislador Mario Delgado, coordinador de los diputados morenistas; Bertha Luján, actual presidenta del Consejo Nacional; Yeidckol Polevnsky, ex presidenta y, finalmente, Alejandro Rojas Díaz Duran, ex diputado federal y actual senador suplente de Ricardo Monreal.

IV.- En San Luis Potosí Gabino Morales Mendoza, el súper delegado y Sergio Serrano Soriano, líder estatal de Morena, juegan en bandos contrarios en esta elección de dirigentes. Esto podría explicar las más recientes pugnas entre ellos.

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